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El invierno tiene otra cara cuando lo miramos juntos.

En Punta Arenas, donde el viento sopla con historia y las noches son largas y frías, ocurrió algo inesperado. En medio del corazón del invierno, la ciudad se llenó de luz.

La Plaza Benjamín Muñoz Gamero —ese centro donde confluyen pasos, memoria e identidad— se transformó en escenario vivo, vibrante y colorido. Así nació el Patagonia Light Festival.

No fue solo un espectáculo: fue un gesto. Un recordatorio de que también en los días más oscuros, Magallanes puede brillar con fuerza propia.

Durante algunas noches de junio y julio, los muros del municipio se volvieron lienzos. Cada diez minutos, un mapping 3D contaba historias del territorio: los pueblos originarios caminaban sobre la piedra, los navegantes surcaban el cielo, los pingüinos abrían paso a los sueños. Era como si la ciudad se mirara al espejo… y se reconociera.

Niños riendo, abuelos con las manos en los bolsillos, turistas maravillados y vecinos emocionados. Más de 5 mil personas recorrieron el centro en su primera jornada. Era un encuentro comunitario, una fiesta de invierno que no necesitó calor, porque tenía luz propia.

“Cuando hay más oscuridad, nuestra ciudad brilla más”, dijo el alcalde Claudio Radonich.
Y tenía razón.

 

Con instalaciones artísticas, proyecciones, música envolvente y un relato visual que honra la historia local, el Patagonia Light Festival unió lo mejor del arte, la tecnología y la identidad magallánica. Pero también activó la vida urbana: cafés, restaurantes y tiendas abrieron hasta más tarde, sumándose a esta celebración que vino a darle calor al centro de la ciudad.

La iniciativa fue posible gracias al impulso de la Municipalidad de Punta Arenas y al apoyo de actores públicos y privados: Edelmag, Banco de Chile, Enap, el Ejército, Latam, Unimarc, Tabsa, Blumar, Almasur, Espacio Urbano y la Asociación Española, entre otros. Como dijo Miguel Castillo, gerente general de Edelmag:

“Hace 128 años trajimos la energía a la Patagonia, y hoy volvemos a iluminarla con cultura.”

El Patagonia Light Festival fue eso: una declaración de amor a la ciudad, un abrazo colectivo, una postal luminosa que quedará en la memoria de quienes la vivieron. Porque cuando la belleza se vuelve compartida, la comunidad también se enciende.

Y aunque las luces se apaguen, algo sigue brillando:
esa certeza de que en el sur del mundo,
la oscuridad también es una oportunidad para contar quiénes somos.

En su versión 2025:  26 de junio, hasta el 4 de julio
🕕 De 18:00 a 22:00 hrs
🎟 Entrada gratuita

✨ Ven a sentir cómo la Patagonia se enciende con historias que iluminan el alma.

👉 Más panoramas del invierno en Punta Arenas en: www.patagonia-chile.com/panoramas

Notas relacionadas

INVIERNO ANCESTRAL

 

Prof. Alfredo Soto Ortega

Recientemente fui testigo del desarrollo de una “aventura invernal” ejecutada por valientes tanto mujeres como hombres de distintas edades en realizar la exigente prueba atlética y ciclista como lo fue la ya famosa y masiva Biatlón del Solsticio en la comuna de Torres del Paine. Prueba que, es muy probable, y con varias consultas y conversaciones con los mismos participantes, obviamente ellos interesados en hacer algo distinto, probarse en los limites de la exigencia física y enfrentando condiciones extremas, muy pocos asociaban sus ejercicios de deportes y de la misma recreación en vincular esta prueba con una serie de símbolos a los que hay que destacar. Esto, teniendo en cuenta que se reluce justamente en un proceso natural del planeta antes la presencia del “Sol Quieto” o bien como lo conocemos el Solsticio de Invierno, la “noche más larga” o el “Día más corto”, en fin.

Otros símbolos para destacar son los asociados a costumbres y hábitos de vida invernales de quienes fueron los forjadores de vida en estos territorios. Me estoy refiriendo a nuestros Aonikenk o Tehuelches, pueblo aborigen de la Patagonia Austral y que, por estos días invernales, en sus tiempos de transito por las pampas asumían también ceremoniales que hacían resaltar estos días del comienzo del invierno tal cual otras culturas de igual orden celebraban.

En invierno, los tehuelches realizaban migraciones desde la cordillera hacia la costa, buscando refugio y recursos en las zonas más bajas. Sus campamentos de invierno eran más permanentes que los de verano, que eran más cortos debido a la escasez de alimento y agua. La llegada del caballo, a partir del siglo XVIII, intensificó su nomadismo y amplió su movilidad.

Esta vez, y haciendo un parangón  -guardando las proporciones- desde un ser nativo a uno más moderno y no a “caballo”,  sino utilizando de las más diversas bicicletas, en marcas, tipos y modelos, con características que le permitan soportar caminos y ambientes rigurosos, hacían lo mismo… sus largadas desde las montañas en condiciones adversas de la presencia de nieve, lluvia y viento y agregando por la época las bajas temperaturas. Los Tehuelches hacían lo mismo, sus conductas nómadas los obligaba a bajar de las tierras altas para buscar territorios mas bajos y cercanos a las costas, solo para apalear el mal tiempo y generando espacios más templados.

 

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Chapuzón del Estrecho 2025: un ritual que nos conecta con la esencia magallánica

Cada invierno, cuando el frío arrecia y el viento sopla con fuerza desde el sur, Punta Arenas se reúne frente al Estrecho de Magallanes para celebrar una tradición que ya es parte del alma de esta tierra: el Chapuzón del Estrecho.

Este 2025, el evento volvió a hacer historia. Más de 7.000 personas se atrevieron a sumergirse en las aguas más australes del continente, mientras cerca de 20.000 asistentes acompañaron la jornada desde la orilla, transformando la costanera en una verdadera fiesta magallánica.

Pero este no es solo un baño helado. Es un acto simbólico que conecta a quienes habitan y visitan Magallanes con su geografía, su historia y su identidad. Sumergirse en el Estrecho es, de algún modo, abrazar el espíritu de un territorio donde la naturaleza impone carácter y la comunidad responde con alegría, resistencia y orgullo.

El Chapuzón se realiza cada año en el corazón del invierno, como parte de las celebraciones de la Invernada. Lo que comenzó como una iniciativa local se ha transformado en una postal del sur de Chile, que hoy convoca a participantes de todo el mundo. En esta edición llegaron representantes de 16 países, incluidos dos valientes de 85 años, reafirmando que la Patagonia es para todos.

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Puerto Natales: Capital Gastronómica del Fin del Mundo

Puerto Natales: Capital Gastronómica del Fin del Mundo

La ciudad que cocina con historia, viento y alma.

En el sur profundo, donde los caminos se abren paso entre pampas y glaciares, hay una ciudad que aprendió a contar su historia desde la cocina.
Una ciudad donde los ingredientes tienen memoria, el fuego es ritual y cada plato es un homenaje al paisaje.
Esa ciudad es Puerto Natales, y hoy tiene un nuevo nombre que lleva con orgullo: Capital Gastronómica Internacional.

🍽️ Un título que nace del territorio

En noviembre de 2024, Puerto Natales fue reconocida oficialmente por la World Food Travel Association (WFTA) como la primera Capital Culinaria de Chile y la cuarta en el mundo. El anuncio no fue un gesto simbólico, sino el resultado de meses de trabajo, evaluación y orgullo local.

El proyecto fue impulsado por la Cámara de Turismo de Última Esperanza, con el apoyo de Corfo, la Municipalidad de Natales, Codesser y empresas locales como AquaChile. Bajo el nombre «Natales, Capital Gastronómica», se desarrolló un proceso que fortaleció la oferta culinaria de la zona con talleres, mentorías, circuitos de productos locales, eventos como “Sabores Natalinos” y un diálogo permanente entre productores, chefs y comunidad.

Y así, entre mesas compartidas, fogones encendidos y recetas con apellido, Puerto Natales se transformó en una cocina con voz propia.

🌍 ¿Qué significa ser Capital Gastronómica?

No es solo un título. Es una invitación.
Puerto Natales entra a una red internacional de destinos que reconocen el valor de la identidad culinaria como patrimonio cultural. Comparte esta distinción con ciudades como Granada (España), Bonaire (Caribe) y Cuenca (Ecuador), siendo la única ciudad chilena con este reconocimiento hasta hoy.

La WFTA, principal autoridad mundial en turismo gastronómico, evaluó la ciudad con altos estándares: desde la sostenibilidad alimentaria, el uso de ingredientes locales y las prácticas de cocina patrimonial, hasta la experiencia del visitante, la formación de sus cocineros y la integración de la comunidad. Y Puerto Natales cumplió con todo, sin perder nunca el sabor a sur.

🌱 Sabores que nacen aquí mismo

Los ingredientes que dan vida a la cocina natalina no vienen de lejos. Son parte de este mismo paisaje.

🐑 Cordero magallánico de libre pastoreo, criado en las vastas estepas.
🌊 Centolla, erizos, navajuelas y pescados del canal Señoret, extraídos por manos locales.
🧀 Quesos artesanales, mantequilla casera, hierbas silvestres como el orégano de cerro o el calafate, ese fruto oscuro que tiñe los postres y los brindis con su sabor inconfundible.
🥔 Papas nativas, murtilla, ruibarbo, frutillas de huerta, rosa mosqueta.
🍞 Panes de masa madre, fermentos y conservas caseras.
🍻 Cervezas patagónicas, destilados de autor, y ese toque de creatividad que nace de cocinar con lo que hay, y hacerlo bien.

Puerto Natales no importa sabores: los cultiva, los pesca, los recolecta. Y los transforma en identidad.

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